martes, 19 de septiembre de 2023

J. Brueghel El joven, Alegoría de la tulipomanía (1640), 1000 piezas

El siguiente puzzle es de una obra de Jan Brueghel el joven, con un motivo sobre la tulipomanía holandesa:

La primera burbuja económica por especulación de la historia es la llamada tulipomanía que tuvo lugar entre 1636 y 1637 en los Países Bajos. Desde principios de siglo los Países Bajos estaban en un periodo de bonanza, la Compañía Holandesa de las Indias Orientales traía importantes beneficios al país y con ello se extendía la prosperidad por el país. En este entorno las clases adineradas se extendieron rápidamente y la sociedad fue adquiriendo sofisticación y gusto por elementos de ostentación, y el objeto principal de dicha ostentación fueron las flores exóticas, sobre todo los tulipanes.

Además se extendió por el país un virus que atacaba al tulipán y que provocaba que presentasen tonalidades multicolores, con trazas y con gradación (en la época se desconocía que la causa era por un virus que atacaba la planta). El caso es que el ansia por adquirir estos nuevos tulipanes se extendió rápidamente por el país, y en la década de 1620 su precio fue subiendo hasta alcanzar unos precios desorbitados. Las variedades más raras eran bautizadas con nombres de personajes ilustres y almirantes de prestigio. Se vendieron lujosas mansiones a cambio de un solo bulbo, o flores vendidas a cambio del salario de quince años de un artesano bien pagado. En 1623 un solo bulbo podía valer el salario anual de 7 personas de clase media en los Países Bajos. Durante la década de 1630 parecía que el precio de los bulbos crecía ilimitadamente y todo el país invirtió cuanto tenía en el comercio especulativo de tulipanes. Los beneficios alcanzaron el 500%. En 1636 se declaró una epidemia de peste bubónica que diezmó a la población neerlandesa. La falta de mano de obra multiplicó aún más los precios. Se creó un mercado de futuros, es decir, se vendían bulbos que aún no se habían recolectado. Los compradores se endeudaban y se hipotecaban para adquirir las flores, y llegó un momento en que ya no se intercambiaban bulbos sino que se efectuaba una auténtica especulación financiera mediante notas de crédito. Los tulipanes entraron en la bolsa de valores. Todas las clases sociales, desde la alta burguesía hasta los artesanos, estaban implicados y endeudados. 

Finalmente el mercado de los bulbos de tulipán colapsó. En Febrero de 1637 se puso en venta un lote de tulipanes que no encontró comprador. Los precios comenzaron a caer en picado y no hubo manera de recuperar la inversión: todo el mundo vendía y nadie compraba. Se habían contraído enormes deudas para comprar flores que ahora no valían nada. Las bancarrotas se sucedieron y golpearon a todas las clases sociales. La falta de garantías de ese curioso mercado financiero, la imposibilidad de hacer frente a los contratos y el pánico llevaron a la economía neerlandesa a la quiebra. 

Brueghel hizo una serie de cuadros sobre el fenómeno. En este cuadro, que puede encontrarse en el Museo Frans Hals de Haarlem, se muestran monos vestidos con trajes holandeses contemporáneos del siglo XVII negociando tulipanes. A la izquierda, un mono señala tulipanes en flor mientras otro sostiene un tulipán y una bolsa de dinero. Se cierra el trato con un apretón de manos, se pesan los bulbos, se cuenta el dinero y se disfruta de una suntuosa cena de negocios. El mono de la izquierda tiene una lista de tulipanes raros, su espada denota estatus de clase alta. Más atrás, un mono está sentado como un noble a lomos de un caballo. Uno en medio de primer plano redacta una factura de venta. El búho que lleva en el hombro no es el símbolo de la sabiduría, sino un signo de estupidez, porque esta criatura nocturna es ciega durante el día. Brueghel ridiculiza a los especuladores de tulipanes calificándolos de monos sin cerebro y se representan las consecuencias del colapso: a la derecha, un mono orina sobre los ahora inútiles tulipanes, socios especuladores endeudados son llevados ante un juez, llorando en el banquillo. Un comprador frustrado blande sus puños, mientras al fondo, a la derecha, un especulador es llevado a la tumba.

Toda esta historia de la tulipomanía me ha fascinado desde que me enteré de ella, y al ver que un Brueghel había hecho no uno, si no varios cuadros sobre el tema, me hizo que deseara hacerlo en puzzle. Por desgracia no son obras lo suficientemente conocidas como para que exista un cuadro de ello, por lo que lo dejé en mente... hasta que vi una promoción de puzzles personalizados. Usando dicha promoción adquirí 4 puzzles con cuadros que siempre había querido pero que no existían (3 de ellos son de los de Brueghel de la tulipomanía). Cada puzzle me costó casi 4 veces lo que me suele costar uno solo, pero quería quitarme la espinita y esa era la ocasión. Este puzzle es el primero de los 4 cuadros que personalicé. Editando la imagen, preferí añadir un marco negro arriba y abajo en vez de recortar por los lados.

Poca historia en su realización, empecé por los colores claros y los rojos, luego los verdes, marrones y el resto. La imagen tiene buena calidad, aunque quizás hay demasiado brillo para mi gusto. Las piezas son más finas de lo habitual, lo que hace el encaje mejorable. Si te fijas, en los encajes de las piezas la tinta se entremezcla levemente. Lo que más me sorprendió es que pese a ser un 1000, la plantilla era de un 500 con inversión. Esto suele ocurrir con puzzles de mayor tamaño, pero no esperaba encontrarme una cremallera en un 1000, creo que es la primera vez que me lo encuentro. Pese a todo, era lo que me esperaba de un puzzle personalizado.