El siguiente puzzle es de una de las obras más conocidas del pintor neerlandés Johannes Vermeer, La encajera o también La encajera de bolillos.
Este pequeño cuadro, que puede encontrarse en el Louvre de París, es el más pequeño de los que este pintor hizo. Representa una escena de la vida cotidiana, en su intimidad, al igual que muchas de las obras de Vermeer. En ella, una muchacha está con la vista baja concentrada en su tela. Vermeer reduce la escena a la chica, dejando en primer plano un cojín, con un fondo monocromo y entre los dos la costurera, iluminada por la derecha por una ventana no representada en la escena. Vermeer desenfoca un poco el primer plano para dar la sensación de profundidad.
En esta pintura, se pueden apreciar la técnica de Vermeer de dar luz sobre los objetos mediante pequeños trazos puntillistas, que apoyan el desenfoque. Sorprendentemente, en este cuadro Vermeer usa solo 7 colores, entre ellos su azul lapislázuli característico, el amarillo brillante de la blusa y los rojos de los hilos. Todos estos colores están utilizados en sus gamas puras, en contraste con el fondo gris y la postura de la figura en primer plano consiguen un nivel de maestría artística que alabaron pintores posteriores, principalmente impresionistas, cuyo enfoque principal es la luz que nace del color. De hecho Renoir llegó a decir que esta obra era el cuadro más bello del mundo (junto con otro de Watteau).
El puzzle es un Clementoni de 1000 piezas. Apuesta segura, que en esta ocasión se volvió más monótono de lo habitual. La poca diversidad tonal hizo que tardase más y se me volviera una tarea más pesada de lo deseable. Tanto es así, que había hecho la separación de las piezas y luego pasaron varios meses hasta que hablando con una nueva amiga de mi afición por los puzzles me decidí a retomarlo. Y al poco ya se terminó.
Comencé por el fondo monocromo, luego blusa y manos, mesa e hilos, cabeza y el primer plano verde/negro (que no fue tan difícil como cabría esperar) para el final.