El siguiente puzzle es una de las obras sobre bailarinas que realizó el impresionista Edgar Degas, con el título de L'Étoile (La Estrella):
En esta obra, que puede encontrarse en el Museo d'Orsay, vemos a una bailarina solitaria en el escenario, mientras la iluminación escénica brilla sobre ella, destacando su actuación. Ella está en punta, balanceándose con gracia sobre una pierna y manteniendo una pose majestuosa. Lleva un vestido blanco con flores, una cinta en el cuello y una tiara. Con la cabeza inclinada hacia atrás y los ojos cerrados celebra el éxito de su actuación, y sus mejillas se sonrojan con satisfacción. Pero todo es una farsa, porque una realidad inquietante e ineludible aguarda justo detrás de la cortina. Mientras se siente en la cima del mundo, escondida detrás de la cortina hay una figura negra y siniestra, vigilando. Es el patrón de la joven bailarina. Cuando la actuación termine, la bailarina tendrá que volver con su patrón masculino controlador. En la realidad del negocio de las bailarinas de finales del siglo XIX lo más probable es que, además, sea su amante.
Degas aprovecha esta realidad con obsesión. Representa la distopía industrial de la época victoriana, una estrella apagada tras el humo y gases de las fábricas y molinos de acero durante esta época. Una negatividad general y un cinismo desesperado se desarrollaron en escritores y artistas a medida que el modernismo se convertía en la filosofía predominante. Artistas como los impresionistas abordaron el cambio de siglo con dudas y pesimismo respecto del próximo milenio. Había una tristeza que parecía invadir el futuro.
Degas representa al patrón con pinceladas violentas y formas amenazantes, como se ve en la sección estilística superior izquierda del cuadro. Las cortinas del escenario están pintadas frenéticamente, y todo ese lado de la pintura parece avanzar poco a poco hacia la santidad del brillo resplandeciente de la estrella. Las líneas se abalanzan sobre ella y buscan engullirla. Esta es la realidad detrás de este radiante artista. En este caso, se conoce el nombre de la artista: es Rosita Mauri, una bailarina española de gran éxito afincada en París. Celebró con este puzzle los 100 años de su muerte, en diciembre de 1923.
El puzzle es un Clementoni de 1000 piezas que no sé cuándo ni cómo adquirí. Al ser un Clementoni, la calidad de las piezas es muy buena y el puzzle ha sido muy disfrutable. Ha sido de agradecer que fuera solo un 1000 porque el color monocromo del escenario que cubre buena parte de la obra ha sido bastante tedioso.